martes, 28 de abril de 2009

Si vas al Cielo

Lo contaba mi padre y al parecer había sucedido realmente:

Enterada una mujer viuda, ya bastante mayor, de que un hombre, también mayor, estaba expirando, se acercó a su casa, pidió permiso para verlo y, al oído, le dijo:

“¡Manuel! Si vas al Cielo…, que no irás porque has sido mu malo; pero por si acaso fueras... le dices a mi Juan, que no se preocupe; que el timón del aladro, que se había perdido, apareció en el bardal; que este invierno gastamos muchos jarmientos y debajo salió el timón.”

Y por si no había captado bien el mensaje, remachó el encargo:

“¡Le dices esto a mi Juan, si vas al Cielo…, que no irás, pero por si acaso fueras!”

Lo que no cabe duda de que, a su manera, aquellos antepasados nuestros tenían mucha fe. Por ejemplo para ellos el Cielo estaba, con toda seguridad, ahí cerca, como a unos cien metros de las nubes.

2 comentarios:

Joaquín Macipe dijo...

Hay que ser muy cenizo para mantener esa conversación con un moribundo...en cualquier caso se intuye que en esa época la relación con la muerte era menos traumática que en la actualidad ¿puede ser?...

Salvador Macipe dijo...

Joaquín, aparte de que debes revisar el significado de la palabra “cenizo”, tengo que decirte que para mí aquella buena mujer es admirable por la fe que demuestra. Nuestro racionalismo, que al final tampoco nos resuelve las cuestiones algo trascendentales, sí que nos induce a “prescindir de la fe” y esto puede ser la causa de que, cuando pasemos “al otro barrio”, nos llevemos una sorpresa, sin posibilidad ya de “rebobinar” y corregir nuestra vida para adaptarla a nuevos criterios; sorpresa y conflicto que nuestra protagonista a pesar de su poca formación no tuvo, fuera como fuera lo que se encontró al morir.
Me hace gracia el conocimiento que esta señora demuestra del “interlocutor”, y que no emplee circunloquios con él; y también me sorprende la sabiduría natural que demuestra dejando en el aire la posibilidad de que, a pesar de todo, pueda ir al Cielo sea por la bondad de Dios o por un arrepentimiento in extremis del moribundo, razonamiento que es perfectamente coherente con su forma de pensar.
Finalmente me parece una persona muy auténtica porque, equivocada o no, actúa de acuerdo con sus ideas. Y no le veo nada de gafe por ninguna parte.
Así que fíjate como de un relato tan cortico, que parece intrascendente, hemos sacado varios temas de meditación.
Gracias Joaquín y un abrazo.

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